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Cáncer Infantil
El cáncer infantil
El de Vicky fue uno de los 1.500 casos de cáncer infantil que cada año se diagnostican en España.
Además del terrible impacto que tiene sobre los más pequeños, esta enfermedad también afecta gravemente a sus familias A la desazón y la angustia por el futuros de sus seres más queridos (las secuelas -incluidas las del propio tratamiento- pueden ser permanentes), se suma un sinfín de exámenes y diagnósticos que ponen a prueba su capacidad de proporcionar a los niños la sonrisa de aliento que tanto necesitan.
El cáncer infantil tiene características especiales, ya que los tumores más frecuentes no son los mismos que los que desarrollan los adultos. Tampoco es igual la reacción a los tratamientos de los jóvenes enfermos. A pesar de ello, la mayor parte de las veces, las pautas para tratar la enfermedad son heredadas de la medicina para mayores. Por ello, es necesario desarrollar soluciones específicas que tengan en cuenta las singularidades del cáncer cuando lo padece un menor.
Sin embargo, la tasa de incidencia de esta enfermedad condiciona los fondos públicos y privados que se destinan a luchar contra ella. Esta situación provoca un sinsentido que se manifiesta en que la primera causa de muerte por enfermedad de un importante grupo de población se considera una enfermedad rara. Clasificación que, aunque sea poco acorde con sus consecuencias, tiene un cruel reflejo en las dificultades que existen a la hora de encontrar fuentes de financiación para su investigación.
Conscientes de este desgarrador problema, desde El Sueño de Vicky, luchamos para cambiar la situación. Todas las acciones para mitigar el impacto de la enfermedad son necesarias, pero nosotros ponemos el foco en aquello que puede salvar más vidas: la investigación. Se trata de una apuesta a medio y largo plazo que requiere un importante esfuerzo humano, científico y económico, peor que es la clave para ganar una batalla que merece la pena librar.